jueves, 15 de septiembre de 2011

Politica De La Cultura Egipcia



La organización política y social
  • El faraón
El Estado egipcio se fundamentó sobre la autoridad absoluta y divina del faraón. Se le consideraba como la encarnación del Dios Ra en la tierra. De él emana todo en Egipto, su poder sin límites alcanza a todos los campos: político, religioso, militar y social. Sus deseos son órdenes inexorables. Es dueño de todo. A él se le atribuye la prosperidad del país.
Su verdadero nombre no podía ser pronunciado por ningún miembro del pueblo ya que contenía un significado sagrado e incomprensible para el profano. Es por ello que sólo se le decía faraón, que significa "casa real".
Pese a ser el dueño de todo, debía respetar ciertas normas que velaban los sacerdotes, como casarse sólo con miembros de su propia familia con el fin de no contaminar su estirpe divina con la sangre de alguien "inferior".
  • El visir
Cuando la organización del Estado se complicó más, el faraón se ayudaba con una especie de primer ministro, el visir, que podía intervenir en todos los asuntos del Estado.
Los deberes de este funcionario eran abrumadores, ya que tenía que cumplir al menos treinta funciones esenciales: presidía el tribunal supremo de justicia; dirigía la recaudación de impuestos; supervisaba el tráfico de mercancías por el Nilo; regulaba los tributos que debían pagar los estados vasallos, entre otras funciones. Tutmosis III lo definió como el "cargo sobre el que pesa todo el país".
El cargo de visir nunca fue hereditario, aunque, durante algunos períodos, fue desempeñado por miembros de una misma familia. Su elección pertenecía exclusivamente al faraón. En muchas ocasiones, accedieron a él personas de la más humilde condición.

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